Greenpeace revela el “horror de explotación animal”

Greenpeace revela el “horror de explotación animal” en macrogranjas marinas del Mediterráneo español y difundió este jueves imágenes inéditas de varias macrogranjas marinas

Ecología y Medio ambiente 20/06/2024 Redacción Redacción
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Peces atrapados en redes en una piscifactoría de Roquetas de Mar (Almería) | Foto de Greenpeace/Joan Costa
  • Difunde imágenes inéditas realizadas desde el velero ‘Witness’ desde Almería hasta Alicante
  • Denuncia hacinamiento y estrés de peces confinados en jaulas con aguas turbias y ejemplares muertos

La organización ambiental Greenpeace difundió este jueves imágenes inéditas de varias macrogranjas marinas españolas, ubicadas en Roquetas de Mar y Villaricos (Almería), y Campello y Guardamar del Segura (Alicante) para denunciar el maltrato animal y los daños que generan sobre los ecosistemas marinos.

Greenpeace comprobó el estado de “hacinamiento y estrés” al que están sometidos los peces en las jaulas de confinamiento, algunas de ellas en “un estado de conservación y suciedad lamentables, con las aguas turbias y ejemplares muertos en los fondos de las redes”.

En esta investigación, primera que realiza el velero ‘Witness’ de Greenpeace en España, se documentaron varias granjas de engorde de lubina y dorada presentes en la costa levantina y se tomaron muestras de agua, que se analizarán en laboratorio. “Desde la superficie no se ve, pero existe todo un horror de explotación animal bajo las costas españolas”, afirmó la organización.

Greenpeace subrayó que “la acuicultura industrial en España no es una actividad sostenible, ya que cuenta con un elevado número de establecimientos de especies carnívoras”.

Además, indicó que “no tiene sentido producir o engordar a este tipo de especies” porque para alimentarlas hay que extraer recursos pesqueros para la producción de harina de pescado y productos agrícolas que, en muchos casos, proceden de la deforestación.

DORADA, LUBINA, RODABALLO Y ATÚN

En España se producen, entre otras especies, dorada, lubina, rodaballo y atún rojo. En el caso de esta última, hacen falta 20 kilos de pescado para que engorden un kilo y se trata de un producto de lujo que se exporta en más de un 85%, principalmente a Japón.

En el caso del resto de las especies, se engordan con harina de pescado, es decir, piensos procesados. Para hacer una tonelada de harina de pescado, se necesitan entre cuatro a cinco toneladas de pequeños peces pelágicos.

En el periodo 2011-2021, la producción de lubina en España fue de casi 200.000 toneladas y la de dorada ascendió a cerca de 140.000 toneladas.

“Están tratando de convencernos de que la acuicultura es la solución a la sobrepesca y esto no es real: las macrogranjas marinas están contribuyendo al colapso de los stocks pesqueros. Las doradas y lubinas de ración no son naturales. Necesitamos que se cambie el modelo de producción y se proteja la pesca artesanal de bajo impacto como modelo de producción sostenible para la biodiversidad y para nuestra salud”, según Marta Martín-Borregón, responsable de la campaña de océanos de Greenpeace.

PESCA “NOCIVA”

Al menos un 35% de los recursos pesqueros están sobreexplotados en el mundo, cifra que aumenta hasta el 90% en el Mediterráneo. Greenpeace indicó que “la pesca industrial es nociva, genera unos graves impactos sobre los océanos al devastar los fondos marinos, capturar especies protegidas de forma incidental y tener un elevado porcentaje de descartes”.

“Necesitamos que se tomen medidas urgentes ante los terribles impactos que generan las macrogranjas marinas en España y que se impida la puesta en marcha de nuevos establecimientos acuícolas, como las granjas de atún rojo en Getaria y Castellón o la granja de pulpos de Canarias”, añadió Martín-Borregón.

Además, Martín-Borregón exigió al Gobierno que implemente el artículo 17 de la Política Pesquera Común, es decir, que se distribuyan las posibilidades de pesca (cuotas y esfuerzo pesquero) en beneficio de la pesca de bajo impacto y de las comunidades locales, y se incluyan criterios sociales y ambientales en el reparto, como el número de trabajadores o la inyección a la economía local, el aumento de la selectividad o la reducción de impacto sobre el fondo.

“Para asegurar el futuro de nuestros océanos y de los recursos pesqueros, debemos cambiar el modelo de producción. El actual es completamente insostenible”, concluyó.

(SERVIMEDIA)

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