Esculturas urbanas en Málaga, un patrimonio por descubrir

Por Pilar Menoyo García 

Nuestra ciudad goza de un vasto patrimonio que suele pasar desapercibido ante nuestros ojos. Pocas veces nos detenemos a admirarlo y raramente conocemos su autoría. Es el caso de las esculturas que adornan y decoran fachadas, calles, plazas, jardines y rotondas.

Observando el edificio del Ayuntamiento, cuya construcción se inició en 1911, obra de los arquitectos malagueños Fernando Guerrero Strachan y Manuel Rivera Vera, podemos deleitarnos con su profusión de detalles artísticos. Los altorrelieves del tímpano y los heraldos que coronan su fachada fueron modelados por Francisco Palma, y los atlantes de las esquinas y los relieves de los laterales por Diego García Carreras.

En el entorno del paseo del Parque y la plaza de la Marina, encontramos numerosas muestras de esculturas urbanas: las figuras en bronce de Jaime Pimentel, quien ha reflejado magistralmente la tradición popular en El burrito Platero y en los tipos populares malagueños El Biznaguero y El Cenachero, todas ellas de la década de los años 60; el monumento al marqués de Larios, realizado en 1899 por Mariano Benlliure, uno de los mejores escultores españoles del siglo XIX; o la estatua de Hans Christian Andersen, obra en bronce concebida por José Mª Córdoba en 2005, que presenta al escritor danés sentado en un banco, con la inscripción de las palabras que reflejó en 1862 en su Viaje por España: «En ninguna otra ciudad española he llegado a sentirme tan dichoso y tan a gusto como en Málaga».

En honor a Picasso se erigieron el monumento en bronce titulado Siéxtasis, creado por Berrocal en 1976, situado en los Jardines Picasso y el artista sentado en un banco de mármol en la plaza de la Merced, frente a su casa natal, obra de Francisco López Hernández, inaugurada en 2008.

Reconocimiento merecen asimismo las obras del escultor gallego afincado en Málaga Suso de Marcos, tales como el monumento-fuente de hormigón y acero, dedicado a Miguel de Molina, emplazado desde 1999 en el barrio de Capuchinos, o su Alianza sanitaria, relieve en bronce, que honra a los sanitarios por su actuación durante la pandemia, ubicado desde 2021 en la fachada lateral de la facultad de Medicina.

El Ave Quiromántica en homenaje a Rafael Pérez Estrada, en la calle Bolsa desde 2001, es obra de José Seguiri, así como el grupo escultórico formado por fuentes y estatuas de bronce, instalado en la plaza Uncibay y calle Granados desde 1989, que representan personajes mitológicos: El baño de Diana, Acteón y El rapto de la Sabina.

La fuente más antigua es la de Génova, en la plaza de la Constitución, obra anónima renacentista en mármol del siglo XVI. La fuente de las Tres Gracias, en hierro fundido, diseñada por Antoine Durenne en el siglo XIX y la de las Gitanillas, esculpida en 1960 por Adrián Risueño, embellecen las rotondas del centro de la ciudad.

Al este, enclavado estratégicamente en el paleño Paseo Generación del 27, el monumento al poeta Emilio Prados, de Andrés Montesanto, integra el mar como elemento esencial desde 2013.

Terminamos nuestro recorrido en El parque del Oeste, que es en sí mismo un museo al aire libre, al albergar multitud de obras escultóricas de creadores contemporáneos, la mayoría del artista alemán y malagueño de adopción, Stefan von Reiswitz, quien, desde 2003, ha recreado un auténtico jardín onírico poblado por criaturas fantásticas y figuras surrealistas.

Esta es solo una pequeña muestra del valiosísimo patrimonio artístico que los ciudadanos tenemos el deber de conocer y proteger.

Pilar Menoyo García

Bibliotecaria de profesión e historiadora del arte de afición. Titulada en Biblioteconomía y Documentación por la Universidad de Granada, su ciudad natal. Residente en Málaga desde hace treinta y cinco años, donde trabaja como directora de la Biblioteca Pública Municipal Emilio Prados,  ejerciendo, por tanto, como gestora cultural. 

Enviado por José Antonio Sierra

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